domingo, 8 de enero de 2017

Nombrecitos, nombrecitos...

Imaginémoslo así. ¿Qué pasa cuando a uno le piden un nombre para alguien? Por ejemplo, cuando se trata de elegir nombre para un hijo o hija. Se busca un listado de nombres con sus significados y ahí van, el padre y la madre (o quien el toque elegir el nombre) buscando significados, viendo qué nombre les gusta más, hasta que finalmente aparece el nombre para el recién nacido.

Ponerle nombre a un bebé suele ser
una tarea complicada.

Esto no suele ser un proceso simple. Porque el nombre será algo que al niño, luego adulto, lo acompañará toda la vida. Entonces, es esperable que se le preste la mayor atención posible. Al final, el destinatario de cualquier consecuencia surgida a partir de su nombre, será el que lo porte, no el que lo eligió.

Ahora, imaginemos que este proceso lo tenemos que repetir no una, sino varias veces. Ni siquiera hablemos de tener que bautizar mellizos o trillizos, que ya es un trabajo formidable, sino que tenemos que buscar decenas de nombres. Y ya no sólo para satisfacer la necesidad de que una persona lleve un nombre decente sino pensando en que la mayoría de la gente opine eso. Es decir, pensando en la opinión pública. O, simplemente, en hacer los homenajes correctos, o condicionados por características geográficas u otras. ¿En qué caso es necesario hacer esto? Sí, seguramente haya adivinado.

En la elección de los nombres de las calles.

Claro, algunos nombres son fáciles de poner. San Martín, Mitre, Sarmiento, Belgrano, y en general los nombres de próceres argentinos son nombres que se repiten en la gran mayoría de los pueblos y ciudades de nuestro país. Otros nombres, como Rivadavia, Roca, Perón (tanto JD como Eva), Sáenz Peña, Alvear, Saavedra o Avellaneda son menos comunes, pero también se repiten bastante. Es decir que hay una lista más o menos larga de números puestos, nombres que van a aparecer siempre o casi siempre.

Cuando se acaban éstos (cosa que pasa siempre, porque las ciudades suelen tener mucho más que unas pocas calles), se suele seguir por personalidades importantes pero no tan conocidas, como miembros del Cabildo de 1810, políticos prominentes en algún momento histórico, militares (muy común en Argentina), nombres de provincias, batallas, fechas patrias (9 de julio y 25 de mayo a la cabeza). E incluso personas importantes a nivel local: intendentes, dueños de campos, etc. Por ejemplo, en San Lorenzo (cerca de Rosario), las dos avenidas principales (paralelas entre sí) se llaman San Martín y Sargento Cabral. No es poco común que en ciudades del interior las avenidas principales estén dedicadas a los fundadores de dichas ciudades. Como se ve, hay una gran fuente de posibilidades para el que las necesite.

Obviamente, todo esto no tiene validez si se ha optado por la singular y siempre salvadora
Nombrar calles de una ciudad no parece ser más fácil.
Fuente: Guía Filcar
(en estos términos) idea de numerar las calles. Los números son infinitos, así que no hay problema. Ni siquiera se necesita recurrir a negativos, decimales ni nada.


Pero esta ciudad tiene calles nombradas, y resulta que los ejemplos de nombres del párrafo anterior se acabaron, y aún hay calles que nombrar. Peor aún: una ciudad se expandió y se abrieron nuevas calles que, lógico, hay que bautizar. ¿Qué hacemos?, dicen los horrorizados funcionarios de la Municipalidad, el Gobierno de la Ciudad o el organismo correspondiente. Hay que improvisar, es la mejor solución, dicen varios. Y ahí es, señores, donde aparecen las calles que nadie sabe por qué se llaman así.

Así es como entran a nuestro querido nomenclador de calles los Tonelero, Recuerdos de Provincia, Zabala, Monroe (entiendo que no homenajea a Marilyn, pero entonces, ¿a quién?), Quesada, Coronel Díaz (con seguridad, debe haber habido muchos coroneles con ese apellido), Castañares, Patrón, Primo Tricotti, José Murias, y siguen las firmas.

Honestamente, ¿alguien sabe a quién o qué responden esos nombres?

Seguramente, las respuestas estén en oscuros archivos municipales. Pero eso es otra historia.

1 comentario: